El Hakuna, como lo llamáis con cariño los que para vosotros ya es vuestro segundo hogar, era el sueño de Javi desde que estaba en la escuela de hostelería, allá en 2008.
En 2012 Javi y yo (Yasmine) nos conocimos y como dijo una vez Dolores Cacuango “Nosotros somos como los granos de quinua, si estamos solos, el viento lleva lejos. Pero si estamos unidos en un costal, nada hace el viento. Bamboleará, pero no nos hará caer”. Así que contra viento y marea pero unidos, abrimos nuestras puertas por primera vez en enero de 2018 en el barrio madrileño de Tetuán.
Los inicios fueron realmente difíciles. A la gente le costaba darnos una oportunidad por la apariencia del restaurante pero una vez tomaban la decisión de entrar, nos los ganábamos con comida casera hecha con mucho cariño y atendiéndoles con muchísimo mimo.Y aunque por nuestro bajo presupuesto estar en un local humilde fue todo un reto, también conocimos a gente maravillosa que a día de hoy consideramos nuestra familia.
Dos años después de nuestra primera apertura, a finales de febrero de 2020, tomamos la decisión de cambiarnos de local e iniciamos una nueva etapa con muchísima ilusión en Chamberí en la que se alinearon todos los astros y trajeron a nuestra vida a Cris, nuestro maître, nuestro amigo y uno de los pilares más importantes de este proyecto.
La acogida fue increíble y justo cuando estábamos en el mejor momento de nuestro proyecto, en marzo el mundo se paró, solo que nosotros no nos podíamos permitir parar con él, así que seguimos dándolo todo porque aunque sabíamos que en cualquier momento íbamos a acabar siendo ceniza, también teníamos claro que renacer era la única opción por nuestro pequeño, por nosotros mismos y por todos vosotros.
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